
Siempre lo he sabido, pero ahora me lo reafirmo a cada momento: La fotografía es magia. Y el fotógrafo es el mago, con su saco de trucos al hombro. Podemos tomar un retazo de la realidad cotidiana y transformarlo en algo surreal. Tomar una foto del reproductor del carro en exposición prolongada, y convertirlo en una cruz violeta, rodeada de rojos rayos psicodelicos. Es magia o no?
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